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Es sencillo. Para hablar de proceso resiliente es necesaria la presencia del trauma. ¿Esto qué quiere decir? Que no estamos hablando de dejar atrás situaciones difíciles, sin más. Estamos hablando de algo que va mucho más allá.

Partamos de lo más sencillo. ¿Qué entiende la Real Academia Española (RAE) por adversidad y trauma?

Adversidad: situación adversa, infortunio. O también: situación desgraciada en la que se encuentra alguien.

Trauma: lesión duradera producida por un agente mecánico, generalmente externo. Choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente. Emoción o impresión negativa, fuerte y duradera.

Vemos que, mientras que la adversidad es simplemente una situación adversa que nos afecta en mayor o menor grado, directa o indirectamente, el trauma nos lesiona durante un gran periodo de tiempo. Por lo tanto, lo que es seguro es que todos hemos pasado, pasamos o pasaremos por situaciones adversas, pero no todos tenemos por qué sufrir un trauma.

Decía Boris Cyrulnik, que para hablar de trauma, hay que haber estado muerto. Es justo este punto el que se va a ir desarrollando a lo largo de la sección «El camino de la superación«. Y así entender perfectamente a qué se refiere Cyrulnik, del que os hablaré dentro de poco 😉

Bien, como decía, Cyrulnik distingue perfectamente ambos términos. La muerte que supone el trauma para la persona que lo sufre, rememorando el hecho traumático una y otra vez. Sin poder escapar de él. Sin saber ya quién es. Ante la adversidad, ante las pruebas de la vida, por mucho que nos cueste, por mucho que suframos, nos mantenemos en el presente, seguimos siendo conscientes de quiénes somos, y logramos salir adelante.

Desde ADDIMA (Asociación para la promoción y desarrollo de la resiliencia), nos dicen que: «Hay que tener en cuenta el componente subjetivo de la vivencia, que puede elevar a la categoría de trauma un suceso que cumple los criterios de prueba. Esto explicaría por qué en algunos casos, aunque no podamos definir la presencia de un acontecimiento traumático como tal, la vivencia del mismo cumple los criterios establecidos para hablar de trauma.»

15/11/2012